10 frases de Gabriel García Márquez sobre la muerte

Un decálogo del escritor colombiano en torno a la muerte.

Foto Pestana - Álbum familiar de Mercedes Barcha
Por:
Centro Gabo
La muerte ha sido el tema central de muchos artistas a través de la historia. Es también una idea recurrente en las narraciones de García Márquez y la vemos figurar en varios títulos de sus relatos tales como “Muerte constante más allá del amor” (1970) o la Crónica de una muerte anunciada (1981).
 
Compartimos contigo diez pensamientos de Gabo sobre esta habitual compañera nuestra: 
 

1. Para siempre

 
Lo único malo de la muerte es que es para siempre.
“El escritor en su laberinto”.
Revista Gente, septiembre de 1996.
 

2. El capítulo de la vida que no escribiremos

 
Uno no escribe varios libros, uno escribe un solo libro a lo largo de toda su vida. Digamos que es un libro con muchos volúmenes. Mientras la vida siga, uno sigue escribiendo. Lo que más me dolerá es que el último episodio, que seguramente será muy interesante y fundamental en la vida de uno, que es el de la muerte, es el único que no podré escribir.
“Inventar el mundo es lo más maravilloso que hay”.
Prensa Latina, marzo de 1987.
 

3. Del miedo a la muerte al miedo por el tránsito

 
El miedo a la muerte lo tiene todo el mundo, pero más que miedo a la muerte misma es miedo al tránsito. Por eso creo que los más felices son los que se mueren de un infarto fulminante. En fin, creo que el miedo no es a estar muerto, sino a estar muriéndose.
“Habla Gabo”. Revista Semana, mayo de 1985.
 

4. La fuerza de la vida contra la muerte

 
La vida es una fuerza: la muerte, no. Sostengo con Faulkner que cuando las cosas van mal quizá todo está mal, pero el ser humano es indestructible. Como individuo, el hombre es mortal, pero como especie, es inmortal.
“Gabo para norteamericanos”.
Los Ángeles Times Magazine, noviembre de 1990.
 

5. Morir es una discusión de ausentes

 
A la muerte se le tiene mucho miedo. O mucha confianza. La muerte es muy injusta. Es la única pregunta con respuesta, lo único a lo que, sabemos, llegaremos todos. Pero entonces, ya no estaremos aquí para hablar de ella.
“Entregaré un Bolívar de carne y hueso”.
El Nacional, mayo de 1988.
 

6. Una carrera que se pierde siempre

A la muerte, la carrera no se la gana nadie.
“Crónica de una visita anunciada”. Revista Reseña, 1990.

 

7. Pero el escritor perdura

 
Al escritor no lo mata nadie. Ni siquiera la muerte.
“Al escritor no lo acaba nada ¡…excepto el Premio Nobel!”.
El Tiempo, 1983.
 

8. Una luz que se apaga y una novela inefable

 
Hay dos maneras de pensar en la muerte. Para mí es perfectamente claro: es como si de pronto se apagara la luz. Sin embargo, surge la duda de que a lo mejor me equivoco. Otro punto importantísimo con respecto a la muerte, que es lo que más me duele como escritor, es que es la experiencia más importante de la vida de uno sobre la cual no podré escribir una novela.
“Habla Gabo”. Revista Semana, mayo de 1985.
 

9. Ganar el Premio Nobel es como morir

 
Todo escritor se alegra con el Premio Nobel, lo que pasa es que a mí me llegaba en muy mal momento, porque tenía proyectado trabajar seguido hasta marzo, para tener terminada la novela y sabía que si me daban el Premio Nobel, la novela se interrumpía y me metía en una cosa totalmente imprevista y complicada. Algo como la muerte. Como si me hubiera dado un infarto a la hora del almuerzo. Para mí era algo que me cambiaba la vida por completo.
“Entrevista radial”. Radio Habana, primer semestre de 1983.
 

10. Que nos distraiga la vida, no la muerte

 
Que la idea de la muerte no me distraiga de lo que estoy haciendo, porque lo que va a quedar es lo que uno haga de vivo.
“El general en su laberinto es un libro vengativo”.
Revista Semana, marzo de 1989.
 

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Así fue la tercera edición de Cronicando, un recorrido sonoro por las historias del barrio Nelson Mandela

30 niños y jóvenes de este barrio del suroccidente de Cartagena se formaron en periodismo radiofónico a lo largo de dos meses.

cronicando
Por:
Redacción Centro Gabo
Cronicando, el primer taller del Centro Gabo de la FNPI - Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano dirigido a niños y jóvenes, realizado en alianza con la Fundación Tenaris TuboCaribe, culminó en su tercera edición con la transmisión del magazín radial ‘Voces del Barrio’.
 
Este es el resultado de mes y medio de trabajo intensivo de los 30 participantes, todos estudiantes de octavo a décimo grado de la Institución Educativa Bertha Suttner, ubicada en el barrio Nelson Mandela de Cartagena, quienes profundizaron sus habilidades para investigar y contar historias de interés para los habitantes de esta comunidad, y además aprendieron hacerlo mediante el lenguaje radiofónico.
 
Para esto, los jóvenes trabajaron, entre junio y agosto de 2018, en los aspectos técnicos relativos al lenguaje sonoro y la producción de radio, y siguieron desarrollando destrezas como la redacción de una noticia y la realización de una entrevista, bajo la guía de David Lara, coordinador periodístico, la asesoría de Marcelo Franco, maestro director del taller, y el apoyo de un equipo del Centro de Estudios en Periodismo de la Universidad de los Andes, Ceper, liderado por Charlotte de Beauvoir, y de la emisora UdeC Radio, de la Universidad de Cartagena.
 
Sobre el enfoque de esta edición, David Lara cuenta que se empezó a pensar a partir de ejercicios que se realizaron las versiones anteriores, enfocadas en periodismo escrito. “Cuando hacíamos algunas reporterías, yo llevaba grabadoras y micrófonos, y hacíamos ejercicios que ellos llamaban ‘la transmisión’. Nos dimos cuenta de que había una riqueza importante y una habilidad para contar oralmente”, dijo Lara. 
 
“Con el trabajo radial se les hacía mucho más fácil conversar con las personas, pero se siguió el mismo esquema de trabajo de producir un contenido periodístico: verificar y contrastar fuentes, e identificar qué personas son más relevantes para un tema o para otro”, agregó el coordinador periodístico.
 
Lara también destacó la capacitación realizada por el Ceper en el manejo de herramientas de edición, que permitió que los jóvenes montaran sus propias notas periodísticas. “Con esto, ellos se dieron cuenta de que podían producir sus contenidos, y eso va a ligado a la proyección que se tiene de Cronicando: que ellos puedan, a partir de las habilidades que aprendieron, desarrollar su trabajo sin el acompañamiento de nosotros”.
 

El magazín Voces del Barrio

 
El magazín radial Voces del Barrio toma el nombre del periódico escrito por los participantes de Cronicando en 2017. Todas las entrevistas de este trabajo radiofónico fueron realizadas por los estudiantes en salidas de campo por el barrio. 
 
El producto final de 16 minutos de duración exploró temas como la inseguridad y la escasez de agua en Nelson Mandela y retrató a personajes del barrio como sus vigilantes voluntarios, un carpintero con discapacidad y una anciana de origen chocoano conocida por su huerta con plantas medicinales.

“Este Cronicando vio la madurez de los muchachos que venían trabajando desde años anteriores”, dice David Lara, refiriéndose al hecho de que todos los participantes de esta edición hicieron parte de alguna de las versiones previas del taller. “Vemos muchachos más comprometidos en el ejercicio. Fue una sorpresa verlos trabajando hasta cuatro, cinco horas en las jornadas de los sábados que iban de 9 a 3 de la tarde, y era impresionante ver cómo se dedicaban a la edición de sus trabajos. Si creían que no estaban logrando el punto de exigencia, volvían a grabar, hacían la reportería nuevamente”.
 
La primera transmisión de Voces del Barrio ocurrió en la Biblioteca Hermana Efride del barrio Nelson Mandela, a la que acudieron los participantes, sus padres, y demás parientes y amigos, así como los maestros y directivos de la FNPI y la Fundación TenarisTuboCaribe.
 
Jaime Abello Banfi, director general de la FNPI, enfatizó durante el evento que el proyecto Cronicando no se hace en favor de una organización, sino ante todo por las personas. “Si ustedes aprenden maneras de expresarse, desarrollan pensamiento crítico, cuentan historias, empiezan a manejar la capacidad de hacer un reportaje, un programa y presentar sus problemas de su comunidad, esto tiene sentido. Y lo que nos interesa es hacer cosas que valgan la pena”, manifestó.
 
“El trabajo con niños y jóvenes, no solo en Mandela sino en otras partes, es un camino muy importante”, insistió Abello. “No solamente vamos a trabajar con periodistas. Nos interesa trabajar con los niños y los jóvenes de Mandela, de Cartagena, de Bolívar y de Colombia, y, posiblemente, Latinoamérica; pero todo ha arrancado de la experiencia con ustedes. Por eso nos interesa seguir aquí con ustedes”.
 
Por su parte, Mónica Estévez, coordinadora de la Fundación TenarisTuboCaribe, describió a Cronicando como “una herramienta valiosísima” y aseguró estar feliz con el crecimiento del proyecto y de sus participantes a lo largo de sus tres años. “Nosotros los apoyamos porque estamos convencidos de que eso los va ayudar a desarrollarse como personas y como comunidad.Y todo lo que ha surgido nos ha demostrado que definitivamente son mejores cada día”.
 

Una iniciativa constructora de paz

En el marco de la Convocatoria de Estímulos organizada anualmente por el Ministerio de Cultura de Colombia, Cronicando recibió en julio de 2018 un reconocimiento por su aporte a la construcción de paz en el país. El taller fue una de las 10 iniciativas seleccionadas como ‘procesos culturales constructores de paz’ por su innovadora metodología, orientada a la transformación social a través de la formación periodística.

 

Sobre el Centro Gabo 

El objetivo del Centro Gabo es generar procesos de apropiación social del conocimiento a partir del legado en movimiento de Gabriel García Márquez, para despertar e impulsar vocación hacia las artes y las ciencias, promover el pensamiento crítico e innovador, e inspirar y formar a la ciudadanía en el uso ético y creativo de la investigación, narración y divulgación de historias.  
 
Este proyecto surge como alianza público-privada y académica, a partir de la ley de honores 1741, expedida por el Congreso de Colombia en el año 2014, luego del fallecimiento del Nobel de Literatura colombiano, que declaró como proyecto de interés público la creación en Cartagena de un ‘Centro Internacional para el legado de Gabriel García Márquez’.

 

Sobre la FundaciónTenarisTuboCaribe 

Desde su creación en 2012, la Fundación TenarisTuboCaribe trabaja en el barrio Nelson Mandela, donde lidera varios proyectos con énfasis en educación básica y técnica, cultura y buen uso del tiempo libre. En los últimos 6 años ha invertido más de 14.000 millones de pesos en actividades de desarrollo social. Tenaris es líder global en la producción y abastecimiento de tubos de acero y servicios para la industria energética mundial y otras aplicaciones industriales.

Los jóvenes de Cronicando se desarrollan como periodistas y ciudadanos

Los participantes de Cronicando, el taller de periodismo para niños y jóvenes del Centro Gabo, cuentan sobre sus aprendizajes y experiencias en la actividad.

Por:
Redacción Centro Gabo
El valor de una historia periodística puede medirse por muchos factores, generalmente relacionados con la audiencia que la recibe: ¿Cuán novedosa es la información para el público? ¿A cuántas personas impacta? ¿Qué tan duradero es el efecto del hecho que se relata?
 
Pero, en ocasiones, el valor de contar esa noticia recae en quién la narra, y qué obstáculos, miedos y prejuicios debe superar para contarla. Este es el caso de las historias relatadas por los participantes de Cronicando, el primer taller de periodismo del Centro Gabo, de la FNPI, organizado en alianza con la Fundación Tenaris TuboCaribe.
 
Mandela, el barrio en el que viven los 30 participantes de Cronicando, es notorio por ser fundado por desplazados del conflicto armado colombiano que, aunque lograron escapar de la guerra, hoy luchan contra la pobreza y la violencia urbana. Es un contexto donde ser periodista difícilmente es una alternativa popular de trabajo y, mucho menos, de ocio.
 

Lo que ha logrado Cronicando

 
José Luis Guzmán, un carismático joven de 13 años que ha hecho parte de las tres ediciones del taller, explica que la mayoría de trabajadores que viven en el barrio se dedican a ser celadores, empleadas domésticas, tenderos o vendedores informales de comida en sectores más privilegiados de la ciudad. Quienes no trabajan, sobre todos los más jóvenes -- cuenta José -- se ven en algunos casos seducidos por las pandillas. “Lo que se ve cuando uno sale del colegio es que llegan los policías buscando a los pelaos de las pandillas”, relata.
 
José admite que en algún momento quiso ser agente de policía. Eso cambió en 2016 cuando la FNPI y la Fundación Tenaris TuboCaribe presentaron en Nelson Mandela su primer proyecto de formación y producción en periodismo para niños y jóvenes. 
 
La idea de Tenaris, empresa con sede en Mandela, era fortalecer los lazos de desarrollo en el barrio. Junto a la FNPI organizó un taller que permitiera despertar e impulsar en los niños de esta comunidad vocaciones hacia las artes y las ciencias, y enseñarles el poder de contar historias.
 
A través de una sencilla prueba se escogió a la que sería la primera generación de Cronicando, de la que hizo parte José Luis, entonces de 11 años. “Aparecía la imagen de un hombre comiendo una hamburguesa”, recuerda José. “Nos dijeron que le hiciéramos la mayor cantidad de preguntas que le quisiéramos hacer al hombre”.

 

Los primeros ejercicios

 
José pasó a hacer parte de un grupo de 40 niños de Nelson Mandela, que a lo largo de un mes aprendieron, junto a los profesores Marcelo Franco y David Lara, sobre los géneros periodísticos, realizaron reportería, entrevistas e incluso registro fotográfico. Su trabajo quedó plasmado en un periódico que ellos mismos editaron y se llamó ‘El Nuevo Gabo’.
 
La primera nota periodística de José, la historia de un hombre que jugaba dominó todos los días mientras atendía su pequeña licorería, quizás no sea del interés de las personas de afuera del barrio, pero le permitió a José no solo perder el miedo a preguntar a desconocidos y a expresarse por medio de la escritura, sino también a ver el lado más amable de Mandela. “El periodismo nos anima a buscar información y contarla. Eso nos permite cambiar puntos de vista: ver no solo lo negativo sino lo positivo de las cosas”, reflexiona el joven.
 
Con Cronicando, José Luis descubrió su vocación por el periodismo, el cual describe como una labor “para personas que no pueden temerle a nada, porque tienen que llegar a lugares que uno no se imagina”. Hoy, cuenta su madre Esmeralda Luna, es común ver al estudiante de octavo grado haciendo entrevistas a sus familiares, utilizando un peine como micrófono e interrogándolos sobre qué almorzaron y cómo estuvo su jornada laboral.  

 

Superando el miedo y el prejuicio

 
Fabián Jiménez, de 13 años, también ha hecho parte de las tres versiones de Cronicando. Curiosamente, no hizo parte del proceso de selección para el primer taller, pero se interesó al observar las clases desde la distancia mientras hacía sus labores en la biblioteca del barrio.
 
“Le pedí a José Luis (Guzmán) que le preguntara al profesor si podía entrar a la clase. Cuando entré, nunca más quise salirme, ni perderme de nada. Me encantó”, recuerda.
 
Aunque Fabián desde el principio destacó por su efusividad y facilidad para expresarse, lo cual es poco usual en niños y jóvenes que toman el taller por primera vez, él admite que Cronicando le ayudó a no sonrojarse por residir en Mandela.
 
“Yo aprendí a que no debo avergonzarme del barrio en el que vivo. Yo sé que aquí tenemos problemas económicos y muchas otras cosas. Pero aquí hay talento, cultura, y aquí es donde he hecho toda mi vida educativa”, expresó.

 

Las enseñanzas que deja Cronicando

 
Daniela Terán, de 16 años, está participando por segunda vez en el taller, al cual ingresó desde su segunda edición en 2017. Sus ojos se iluminan al recordar los momentos de anticipación mientras se daban a conocer los escogidos al taller, cuyo resultado fue un periódico impreso llamado ‘Voces del Barrio’. “Estaba comiéndome las uñas y le agarraba la mano a una amiga. Cuando anunciaron los elegidos y dijeron ‘Daniela’, ¡yo pegué un brinco!”
 
Pese a tener vocación por las artes plásticas, gracias a Cronicando Daniela también ha desarrollado interés por el periodismo. “Yo pensaba que uno necesitaba muchas cosas para entrevistar a unas personas. Aprendí que para hacer periodismo solo necesitamos una libreta, un lápiz y hacer las preguntas correctas”. 
 
De los maestros de Cronicando aprendió que la seguridad al hablar solo se adquiere al equivocarse muchas veces y seguirlo intentando. “No podemos dejar que nadie, ni siquiera uno mismo, te diga que no puedes hacer las cosas. Siempre hay que seguir esforzándose”, aseguró.
 
Su compañera Gabriela Mercado, quien participó en el primer Cronicando, y hoy hace parte del tercero, considera que el taller le ha ayudado a cambiar. Ella cuenta que no era capaz de preguntar “ni el nombre” a los vecinos del barrio en las primeras semanas de Cronicando.  “Pero finalmente en el primer año aprendí mucho: aprendí de fotografía, de prensa, aprendí a ir a una casa a hacer preguntas (risas) y al final del año el resultado fue bastante bueno”, evocó la joven.
 
En el taller de 2018, cuyo enfoque es en el periodismo radiofónico, admite sentirse incluso más a gusto: “me gusta más la producción sonora, sobre todo la parte de edición; usar los programas y herramientas”. Tanto así, que es capaz de afirmar que le gustaría verse en el futuro como una periodista. 

 

El impacto de Cronicando en Nelson Mandela

 
Como particularidad de la tercera edición de Cronicando, todos los jóvenes participantes de este año integraron al menos una de las anteriores versiones; esto con el objetivo de medir el impacto que ha tenido en ellos el taller a lo largo del tiempo.
 
Esteban Pardo, un joven biólogo de la Universidad de los Andes y entusiasta de la radio, acompañó parte del proceso de edición de las piezas radiofónicas que serán el resultado final del taller. Él se vio gratamente sorprendido por la calidad de las historias que sugirieron los jóvenes para el magazine radial que producirán, el cual, al igual que el periódico que crearon el año pasado, se llamará ‘Voces del Barrio’.
 
“Todos tienen muy buenas ideas: el señor que vende el pescado, el acueducto que se instala en el barrio, o cómo se vive el Mundial en el barrio”, contó Pardo. “Es chévere que tengan esas ideas de historias y de preguntas; que digan: ‘yo siempre vi a ese tipo pero nunca pensé en hablarle’ y que puedan ir, entrevistar, conocer a la gente y contar una historia”.
 
Pero no se trata solo de la calidad de las historias. Para Esmeralda Luna, madre de familia del barrio, Cronicando, como pocas veces se vio antes en Nelson Mandela, se ha convertido sido una plataforma para que los niños “puedan alzar su voz, decir ‘yo estoy aquí, escúchenme, yo quiero salir adelante’”.
 
“A veces los niños tienen miedo a que se les escuche”, sostiene Esmeralda. “Piensan que no pueden estar en un programa como este y muchos se resignan a ser pandilleros. Pero el cambio que han tenido los niños en Cronicando los ha ayudado a tener otra visión, a no quedarse estancados”. 
 
Y ese es el valor de las historias contadas en Cronicando: demostrar que la ética y los recursos narrativos del periodismo pueden llegar a ser herramientas de crecimiento personal y ciudadano para niños y jóvenes.
 
 

Sobre el Centro Gabo

 
 El objetivo del Centro Gabo es generar procesos de apropiación social del conocimiento a partir del legado en movimiento de Gabriel García Márquez, para despertar e impulsar vocación hacia las artes y las ciencias, promover el pensamiento crítico e innovador, e inspirar y formar a la ciudadanía en el uso ético y creativo de la investigación, narración y divulgación de historias.  
 
Este proyecto surge como alianza público-privada y académica, a partir de la ley de honores 1741, expedida por el Congreso de Colombia en el año 2014, luego del fallecimiento del Nobel de Literatura colombiano, que declaró como proyecto de interés público la creación en Cartagena de un ‘Centro Internacional para el legado de Gabriel García Márquez’.

 

Sobre la FundaciónTenarisTuboCaribe 

 
Desde su creación en 2012, la Fundación TenarisTuboCaribe trabaja en el barrio Nelson Mandela, donde lidera varios proyectos con énfasis en educación básica y técnica, cultura y buen uso del tiempo libre. En los últimos 6 años ha invertido más de 14.000 millones de pesos en actividades de desarrollo social. Tenaris es líder global en la producción y abastecimiento de tubos de acero y servicios para la industria energética mundial y otras aplicaciones industriales.